Apasionado por la naturaleza desde que tiene uso de razón y comprometido con su defensa, Aníbal García es uno de los operarios del Infoca que participaron en la extinción del incendio de Bédar, el segundo más importante de los registrados en Andalucía en lo que va de año, un trabajo que estuvo a punto de costarle la vida después de que una inhalación de humo lo dejara inconsciente y lo obligara a estar varios días en el hospital. Aníbal García comparte con Novapolis.es el que fue uno de los peores momentos de su vida.
– ¿Cómo se siente cada vez que se produce un incendio?
Esto depende del tipo de incendio que haya sido. No es lo mismo un fuego provocado por causas naturales que uno debido a la mano del hombre. En general hay mucha negligencia, la gente no se da cuenta del peligro que conllevan una serie de comportamientos. En este caso, cuando un fuego es provocado siento rabia y no me puedo explicar cómo alguien es capaz de hacer algo así. Es un atentado contra nuestros recursos naturales. A los que nos gusta la naturaleza nos afecta mucho.
– ¿Qué opinas de los incendios provocados?
Lo veo como un acto muy egoísta, la naturaleza es de todos. Ese tipo de gente no se da cuenta de la cantidad de personas a las que ponen en peligro. En el incendio de Bédar yo mismo estuve ingresado en el hospital debido a una intoxicación por monóxido de carbono que me dejó inconsciente. Por suerte mis compañeros me pudieron sacar a un lugar seguro y llamaron a la ambulancia.
– ¿Y cuáles fueron tus sensaciones?
Lo pasé muy mal, creo que fue uno de los peores momentos de mi vida. Por suerte, tenía a mis compañeros cerca que actuaron y me salvaron.
– El incendio de Bédar se produce en Sierra Cabrera, una zona que arde casi todos los años, y algunos ven ahí las manos de cazadores y ganaderos, ¿tú qué opinas?’
Sí yo también he escuchado algo parecido. Se habla de acciones de cazadores, de envidias entre vecinos… pero no acabo de ver qué beneficios sacan de quemar el monte. El incendio de Bédar se originó en unos trabajos que se realizaban con una radial, es decir, que fue una negligencia, aunque, la verdad, no entiendo cómo la gente puede hacer este tipo de cosas que implican tanto peligro. No entiendo qué estarían cortando en una cuneta a las dos de la tarde.
– ¿Cómo se prepara alguien que se mete dentro de un fuego?
Lo primero que hay que decir es que este tipo de trabajo es totalmente vocacional, si no, la gran mayoría no estaría aquí. Te tiene que gustar mucho el monte y defenderlo. Además de esto, una buena forma física es esencial, porque nuestro trabajo se realiza en condiciones extremas y debemos estar preparados para hacer frente a ellas. Una vez dentro, yo intento no pensar en nada; hago mi trabajo lo mejor posible y no pienso en dónde estoy.
– Fuerza física y la cabeza muy fría, ¿no?
Eso es vital. Hay que tener muy claro donde estás y saber dónde te metes. A nosotros nos preparan muy bien: tenemos charlas, cursos, reuniones después de cada incendio para analizar lo ocurrido… todos los incendios son distintos y en todos se aprende algo, por eso que hablar sobre lo vivido es muy importante para preparate de cara a otro siniestro. Y hay algo más, tampoco nos paramos a pensar en el riesgo que tenemos, porque si lo hacemos te aseguro que no saldríamos del puesto.
– Habrá habido muchos días en los que al llegar a casa te des cuenta realmente del peligro que has corrido.
Muchísimas. De hecho, en algunas situaciones comprometidas en las que te has visto, de las que has salido gracias a la experiencia y a la formación recibida en los cursos que hemos hecho. Aunque el ir con gente veterana, que han vivido más incendios que tú te da mucha seguridad. Por suerte, aparte de lo que me ocurrió en Bédar, no me ha pasado nada realmente grave, lo que no quita que muchas veces llegues a casa y le des vueltas al peligro vivido.
– Y cuando no hay incendios, ¿en qué consiste vuestro trabajo?
Hacemos labor de vigilancia, claro, pero también, cuando no es época de peligro realizamos trabajos de prevención: mantenimiento del monte, mantener limpios los cortafuegos, limpieza de caminos…
– ¿Crees que la ley actúa de forma débil contra quienes provocan incencios?
Yo no conozco a nadie que haya ido a la cárcel por provocar un incendio y además, las sanciones económicas son bastante bajas. Creo que deberían endurecerse las sanciones contra las personas que están detrás de los fuegos. No se valoran las pérdidas tan grandes que se producen cuando hay un incendio y los cientos de personas que se ponen en peligro en cada fuego. Hay delitos mucho menos dañinos para la sociedad que llevan penas mucho mayores.
– ¿Qué te llevó a elegir este trabajo?
De alguna manera fue tradición familiar. Mi hermano lleva en esto casi toda la vida y desde pequeño he vivido con esto en casa. A mí me encanta la naturaleza, me he criado en ese entorno y defenderla es algo que me atrae mucho. Es un trabajo que me satisface. Me siento muy bien con mi trabajo.