Unas 800 personas disfrutaron el sábado en el Teatro Auditorio de Roquetas de la obra ‘César y Cleopatra’ propuesta de Emilio Hernández con dirección de Magüi Mira y con un reparto formado por Ángela Molina, Emilio Gutiérrez Caba, Ernesto Arias y Carolina Yuste. La obra formaba parte de la programación de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro.
El público asistió durante hora y media a un montaje donde el texto se impone a todo, y donde además con una escenografía sencilla, se viven momentos fabulosos, con una Ángela Molina que encarna a una Cleopatra mayor, y un Emilio Gutiérrez Caba, excelente actor que interpreta a Julio César.
Durante la obra se revive el primer el primer encuentro y cómo se desarrolló la historia de amor, de ambos, con el apoyo de dos grandes actores como son Ernesto Arias y Carolina Yuste que interpretan a Cleopatra y Julio César cuando eran jóvenes.
La propia Magüi Mira en el programa de mano explica claramente la obra. “En el limbo de la eternidad Cesar y Cleopatra, dos de los mayores hitos del poder y la seducción se reencuentran. Dos amantes, dos cómplices, dos aliados, dos formas de ejercer el poder, como hombre y como mujer se enfrentan o se suman. Desde su perspectiva de hoy recuerdan, ironizan y debaten sobre lo que vivieron y lo que han visto suceder en el mundo desde aquel lejano día de su muerte”.
Ángela Molina dejó constancia de su poder sobre el escenario, encarnando con soltura a Cleopatra. Hay momentos que incluso Molina canta en la obra. El poder de seducción de la actriz es patente en todo el montaje y actúa muy desinhibida. La joven Carolina Yuste que hace de Cleopatra joven deleita en su papel, con una sensualidad desbordante.
Emilio Gutiérrez Caba es un actor consagrado que se mete en la piel de Julio César, ofreciendo con su maestría una interpretación sobresaliente. Ernesto Arias, que es Julio César joven también ofrece una meritoria interpretación en un montaje que no deja indiferente a nadie.
En el escenario hay dos Césares y dos Cleopatras donde hay mucho diálogo, donde a veces se llega a discutir. Eso si al final de la obra el público tiene constancia de cómo fue la historia de amor de los dos personajes y como ejercieron el poder cada uno de una forma tan diferente.
Un buen montaje con un reparto a conciencia y muy bien elegido que hace que la hora y media pase rápida y sobre todo el público lo pase bien. En Roquetas, Ángela Molina dejó constancia de su magia.