Éste es el cortometraje más ambicioso del joven director y se inscribe en el género conocido como wild western, una revisión del género en el que se le dan cabida a lenguajes pertenecientes a otros estilos, como el terror y la ciencia ficción.
Y la muerte lo seguía es un western clásico con pinceladas de horror sobrenatural. Es el relato de una búsqueda obsesiva y una venganza en el que todos los personajes son víctimas de su propio destino. Narrado en flashback por un misterioso indio, la acción discurre entre los elementos clásicos del género: caballos, bares, pistolas, etc., hasta desembocar en un desenlace sorprendente, inhabitual en este género. Con un arranque que cuestiona las verdades y mentiras que subyacen en los relatos del Oeste americano, adornados de pistoleros casi inmortales, la trama propone una interacción entre el mundo real y el imaginario, como catarsis para el personaje principal.
Cuenta con un reparto de actores muy conocidos, un gran equipo técnico, un compositor de primera y hasta un productor, -quien escribe humildemente estas líneas- que arropan una historia ambientada en el lejano western, escrita por el propia director y el escritor Ángel Gómez Rivero. Y la muerte le seguía, es un corto referencial con la influencia de Sergio Leone y con temas comunes con el género (los característicos outsiders, la violencia del Oeste, la desmitificación), e incluso encontramos en la historia pinceladas del fantaterror, recordando de nuevo al fallecido Paul Nashy. Pero no copia sus precedentes, sino que los usa noblemente para evocar la nostalgia por aquella época.
Es un western que no corresponde al género clásico, el del nacimiento de una nación bajo los ideales de justicia, libertad y paz. Se resuelve con violencia, crueldad y unos personajes que se alejan de las grandes gestas y de las convenciones épicas. Es un Oeste decadente, en donde existe un aura tétrica y nostálgica que rodea a los personajes, los espacios y objetos, cubriéndolo de un poso fantástico y de terror. No por casualidad, uno de los pueblos de la historia se llama Darktown.
Incide en algunas señas de identidad del género, como la búsqueda de la venganza o la presencia de unos personajes malvados (El Holandés), como última estación transitada, a raíz del claroscuro de la fotografía de los personajes que frecuentaban el título más celebrado del western moderno, Sin Perdón