Como cada final de año, Cajamar ha presentado el informe de campaña hortofrutícola que elabora su Servicio de Estudios Agroalimentarios. Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, y Jesús Vargas, subdirector general, dieron la bienvenida a los más de 200 empresarios, técnicos y profesionales del sector que acudieron a un acto en el que Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria, fue el responsable de repasar con detalle las cifras de una campaña agrícola que, en términos generales, ha sido significativamente positiva, volviendo a marcar cifras récord en casi todos los epígrafes objeto de estudio.
El estudio confirma la buena marcha del sector y el crecimiento sostenido de sus principales magnitudes en cuanto a superficie, producción, valor comercializado y empleo, confirmándose así que nuestro sistema productivo sigue creciendo y que tiene potencial para seguir liderando la economía de la provincia durante los próximos años.
En este sentido, para el conjunto del sector, el informe constata que en los últimos años estamos asistiendo a un cambio estructural en la agricultura almeriense: “Para mejorar la rentabilidad media del campo los agricultores están alargando progresivamente sus períodos productivos. Al final de campaña se logra amortiguar cada vez más la tradicional volatilidad de las cotizaciones semanales de nuestros productos y se consigue una mayor estabilidad en la mano de obra, con lo que en última instancia se alcanza una mayor especialización y productividad”. No obstante, Roberto García Torrente ha insistido en que lo positivo de las grandes cifras agregadas no es obstáculo para que se sigan registrando diferencias notables entre los numerosos agentes de un sector tan amplio y heterogéneo, en el que trabajan directamente más de 55.000 personas, y que genera aproximadamente el 15 del PIB provincial. A este respecto, ha confirmado la existencia de agricultores que permanecen en una situación complicada al no obtener una rentabilidad suficiente de su trabajo, ya sea porque sus explotaciones se ubiquen en zonas de cultivo con peores condiciones climáticas, o simplemente como resultado de la gestión empresarial de sus explotaciones.
Asimismo, los responsables del informe también han hecho hincapié en la incertidumbre respecto a la disponibilidad de agua, que sigue siendo una cuestión preocupante para todos los agentes del sector más de medio siglo después de la construcción del primer invernadero. Sin duda, el futuro de la agricultura almeriense pasa por un cada vez mayor uso de agua desalada y depurada, junto con la apuesta por las energías renovables, que permitan un tratamiento asequible y sostenible medioambientalmente. Además del desarrollo de técnicas que permitan una mayor eficiencia tanto en la recogida de agua de lluvia, como de las ya muy desarrolladas técnicas de riego. Para todo ello es necesaria la implicación de todos los agentes del sector, tanto del ámbito público como privado.
Principales magnitudes: un sector maduro con perspectivas de crecimiento
Como viene sucediendo regularmente en las últimas campañas, los principales indicadores del sector hortofrutícola almeriense han registrado tasas de crecimiento positivas: la superficie de cultivo se ha incrementado en un 2 %, la producción en un 4,6 %, el valor en un 1,6 % y el volumen exportado en un significativo 10 %. En términos absolutos, la producción global alcanzó la cifra récord de 3.375.000 toneladas, el valor comercializado superó los 1.800 millones de euros y la superficie total se situó en 55.195 hectáreas.
Los crecimientos de producción han ido destinados en buena medida a los mercados exteriores. Se ha alcanzado un nuevo registro récord de exportaciones, habiendo sido capaces de vender fuera de nuestras fronteras 2,4 millones de toneladas, un 75,4 % de las producidas, que se tradujeron en unos ingresos de más de 2.190 millones de euros. Un crecimiento que se ha distribuido de forma muy homogénea en las diversas áreas comerciales: UE-15, Europa ampliada y terceros países.
En cuanto a los precios, se observa una cierta estabilidad a medio plazo, registrándose las mayores subidas anuales en pimiento y las caídas más acusadas en berenjena. Por su parte, el empleo también sigue creciendo, fundamentalmente con la contratación de mano de obra extranjera. Desde 2007 el número de trabajadores agrarios se ha incrementado en un 42 %, mientras que el de extranjeros lo ha hecho en un 89 %.
Por último, los costes crecieron de manera moderada, un 0,3 %. Los gastos corrientes aumentaron un 0,5 %, siendo el agua la rúbrica que más se encareció (7 %) por los problemas de calidad que están apareciendo en algunas zonas y la necesidad de mezclar agua de diversos orígenes. Finalmente, los inputs derivados del petróleo y los gastos financieros se redujeron empujados por la coyuntura de sus respectivos mercados.