Mestre y Auserón, dos 'animales' sobre el escenario por la dignidad de...

Mestre y Auserón, dos 'animales' sobre el escenario por la dignidad de la palabra

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Santiago Auserón y Juan Carlos Mestre se encontraron una sala abarrotada.

Poesía y música, música y poesía, da igual el orden porque ambas expresiones se complementan. No se puede entender la una sin la otra, y en ambas, un gran ejercicio de dignidad para recuperar el verdadero significado de las palabras. El poeta Juan Carlos Mestre y el músico Santiago Auserón compartieron su literatura en el primer encuentro poeta-músico del III Festival Poesía Música de Almería, una cita celebrada en una abarrotada Biblioteca Villaespesa. El Festival continúa hoy con música y poesía en la calle, una cita que reunirá a Jesús Masero, Liborio López y Raúl Quinto frente a la Escuela de Arte de Almería, a partir de las 20,30 horas.

Si se hubiera tratado de un partido de fútbol, el resultado estaba bastante claro, un 1-2 a favor de Juan Carlos Mestre que, a pesar de no jugar en casa porque la mayor parte del auditorio había acudido para ver al vocalista de Radio Futura, supo jugar bien el balón de la palabra y a base de un discurso tan poético como directo, se movió mejor en el centro del campo y consiguió poner al público en pie.

Ambos, Santiago Auserón, el perro, y Juan Carlos Mestre, el mirlo, se mostraron mutuo respeto, se elogiaron hasta la saciedad, pero ambos, también, marcaron su terreno, ése en el que confluyen las palabras, en el que las frases ganan sentido y son capaces de entrar hasta lo más profundo.

Sin duda, la palabra fue la protagonista de este encuentro, la palabra impresa, la palabra cantada… la palabra que forma la poesía que más tarde se transforma en música. Y es que, el propio Santiago Auserón declaró su pasión por la poesía. Este «escritor de canciones» reconoce que tiempo atrás poesía y música era una sola cosa, y que ahora, ambas han tomado caminos diferentes, con muchos puntos en común.

Juan Carlos Mestre, con ese don de palabra y su capacidad para convertir en literatura cualquier intervención, elogió la música de Santiago Auserón, elogió su generosidad y también el hecho de ser un gran conocedor del mundo poético.

A esto, Santiago Auserón respondió también con elogios a su partener, para llevárselo después a su terreno, para hacerle entender que mientras la poesía se esfuerza en abrazar lo difícil, la música penetra en el mundo de la facilidad, sencillez, «entra en nuestra casa sin llamar».

Juan Carlos Mestre defendió la dignidad del lenguaje, defendió el significado real de las palabras y denunció cómo éste se transforma de manera cruel en función de los intereses de quien lo pronuncie. Varios ejemplos, «de republicanos pasaron a ser rojos» o, en el caso de los judíos durante el régimen nazi, de personas pasaron a «gusanos» y de gusanos a «cucarachas».

Mestre se despidió del público con una lectura de su poema ‘Cavalo morto’, un emotivo momento que hizo que el público se pusiera en pie y que el propio Santiago Auserón admitiera que «jamás he escuchado un poema recitado con tanta fuerza». Y es que, «háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe», recitó el poeta.

A continuación, y algo tocado por la emoción de haber escuchado ese ‘Cavalo morto’, Auserón tomó la guitarra y como Juan Perro interpretó varios de su temas, muchos de ellos inéditos.

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