La Alhambra de Granada se presenta al público como un gran libro abierto. Las paredes de sus estancias más famosas contienen más de 60 poemas, más de 60 piezas literarias que ensalzan la figura femenina y alaban al sultán que siempre aparece como una fuente de luz. Los muros del monumento más visitado del país han resistido el paso del tiempo y se han prestado a que estudiosos interpreten y traduzcan las obras literarias esculpidas en estuco.
Los palacios del monumento nazarí esconden en sus paredes auténticos tratados estéticos que en su día sirvieron como elemento de propaganda, casi como un gabinete de prensa de la época. Así lo ha defendido el profesor de la Universidad de Granada José Miguel Rueda durante una conferencia en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Almería, en la que ha explicado la obra poética contenida en las paredes de los palacios de la Alhambra.
El profesor Rueda ha identificado a tres autores fundamentales para conocer la poesía contenida en el monumento granadino como fueron Ibn al Yayyab (1274-1349), Ibn al Jatib (1313-1375) e Ibn Zamrak, a los que también se sumaron el rey nazarí Yusuf III (1376-1418) e Ibn Furkun (1380-1417). Todos ellos ensalzaron la figura femenina como una representación de lo bello y en la que se encarnaba, entre otras figuras, la propia arquitectura. En la poesía contenida en los muros de la Alhambra también aparece la figura del sultán, siempre como una fuente de luz representado por el sol, la luna y las estrellas.
Los primeros poemas se ‘escriben’ en los muros del partal de Muhammad III, a principios del siglo XIV, y aparecen como formas subsidiarias a la decoración geométrica, en caligrafía cursiva que resulta más apta para los textos más largos. A lo largo de los poemas se suceden alusiones a la felicidad, la alegría y al jardín, temas que no dejan de repetirse a lo largo de los 68 poemas contenidos en todo el conjunto monumental.
En los poemas aparece lo que José Miguel Rueda llama «metáfora nupcial», que no es otra cosa que una comparación de la arquitectura y la vivienda con la novia, algo muy habitual en las culturas semíticas.
Por regla general, los poemas va de los cinco a los diez versos, aunque hay alguna excepción que llega hasta los 28 versos. En su mayoría, los poemas están en las zonas nobles de la Alhambra como los diversos palacios de los que está compuesto el conjunto monumental. Aunque gran parte están sobre estucado, hay muchos realizados sobre vigas de madera.
Una de las zonas que más ‘literatura’ contienen son las hornacinas que servían para colocar jarras con agua. En estos casos, las poesías escritas en los muros hacen alusión a la generosidad del sultán y a su figura eterna.
La traducción de estas obras ha sido posible por su estado de conservación, aunque los expertos también se han apoyado en textos escritos por los propios poetas que también trasladaron su obra al papel. Además, este hecho ha facilitado su traducción, básicamente porque muchos de los textos de yeso se han destruido o se han restaurado sin conservar la grafía al cien por cien.
Su intervención ha servido también como cierre de la presentación de dos nuevos volúmenes II y VI de la Biblioteca de Al Andalus, una colección de obras que nacieron con la intención de divulgar el legado intelectual de esta época de tanto esplendor en la Península Ibérica, y en la que se contienen ordenados alfabéticamente los principales autores de este periodo histórico que va del siglo VIII al XVI y sus principales obras.