El Patio de Luces de la Diputación de Almería acoge desde hoy la exposición ‘José María Artero (Almería, 1921-1991)’. Incansable agitador de la cultura almeriense’ que estará abierta al público hasta el 9 de noviembre. Esta exposición que homenajea a José María Artero con motivo del centenario de su nacimiento ha sido inaugurada por el diputado de Cultura y Cine, Manuel Guzmán, que ha estado acompañado de Juan Manuel Martín Robles, comisario, coordinador y diseñador de la muestra.
A la apertura de esta muestra han asistido varios hijos y nietos de José María Artero. Manuel Guzmán ha subrayado en la inauguración de la muestra que “rendimos homenaje a un almeriense ilustre, a uno de los más grandes que ha tenido la provincia de Almería. Fotógrafo, editor, escritor y periodista y ante todo, maestro. En este centenario de su nacimiento y a los 30 años de su muerte, hacemos este homenaje en la cual rendimos el primer homenaje tras su fallecimiento a su amigo Carlos Pérez Siquier”.
“Hemos querido que esta exposición sea lo más didáctica posible, porque queremos que aquellos que no conocían la figura de José María Artero se acerquen a él. Hemos hecho una exposición donde podemos ver su obra con más de 111 fotografías que cubren los paneles que tenemos en el patio de Luces, contamos con dos vitrinas donde hay libros, revistas originales, folletos y materiales relacionados con la actividad cultural y después hay 11 paneles donde se recorre la vida de José María Artero”, ha señalado el diputado de Cultura y Cine.
Guzmán ha recordado la vinculación de Artero con la Librería Cajal y la Biblioteca de los temas almerienses. “Ese fue el germen de lo que hoy es el Instituto de Estudios Almerienses. Artero hizo una gran apuesta por el IEA y sin él y su experiencia, hoy no contaríamos con el Instituto de Estudios Almerienses”. Guzmán ha invitado a todos los almerienses a visitar la exposición en el Patio de Luces “para que conozcan a una figura de la que se sentirán siempre muy orgullosos”.
Juan Manuel Martín Robles, comisario de la exposición, ha elogiado la figura de Artero. “Figura imprescindible de la cultura almeriense de la segunda mitad del siglo XX, José María Artero García fundó, promovió y colaboró en casi todas las iniciativas culturales, asociativas y editoriales que entre 1950 y 1990 se pusieron en marcha en Almería; la ciudad por la que sentía un profundo amor y a la que vinculó todas sus acciones vitales y profesionales”.
Con respecto a la exposición, Martín Robles ha subrayado que “la importancia y el legado de Artero la hemos intentado esbozar a través de los once paneles que se presentan en esta muestra, acercándonos al hombre, al animador cultural, al fotógrafo, al editor y al docente. Una apresurado resumen de una vida intensa, vivida siempre en un continuo hacer, que hemos acompañado de una amplia selección de sus fotografías. Ejemplos en muchos casos de cómo Artero, a través de la cámara y con una sensibilidad que siempre lo mantendrá unido a las ideas estéticas de su tiempo, vio y vivió Almería”.
Martín Robles ha destacado la faceta como fotógrafo de Artero, quizás también la menos conocida. “Hemos querido recuperar y reivindicar a través de esta exposición la faceta de Artero como fotógrafo, en ocasiones ensombrecida por el resto de su actividad, incorporando a la exposición una amplia selección de su producción fotográfica. Una faceta en la que, junto a su excepcional concepción paisajística, siempre se mostró Artero atento a la fotografía europea de su tiempo”.
Ángela Artero, nieta de José María Artero, ha destacado que “13 son las palabras que he elegido para describir cómo veíamos a nuestro padre y abuelo. El 13 era su número, con 13 años él sintió que ya no era un niño y cuando yo cumplí esa edad fue la primera persona que empezó a tratarme como adulta. 13 y martes fue también el día que quiso casarse, pero mi abuela dijo: “José, mejor un lunes 12 por si acaso”, creo que eso dice mucho sobre su sentido del humor”.
“Su afabilidad le llevó a asentar las bases de la revista de fotografía AFAL, la feria del libro, el ateneo cultural, la editorial y la librería Cajal, entre otros muchos proyectos abonanzando censuras y sorteando obstáculos con su don de palabra certera” ha dicho Angela Artero, al tiempo que ha afirmado que “como padre era respetado y querido, un ser cercano, estricto en las normas de conducta, convivencia y educación pero sin dejar de hacer hincapié en la libertad que siempre daba para que sus hijos buscaran sus caminos. Algunos de ellos fueron también alumnos suyos y afirman que fue sin duda el mejor profesor que tuvieron”, ha remarcado.
“Sus hijos coinciden también en que su padre fue un hombre feliz. Hay unas líneas de la carta de Mali del siglo XIII que dicen que para que el alma esté feliz una persona tiene que: ver lo que quiere ver, hacer lo que quiere hacer y decir lo que quiere decir, creo que mi abuelo lo consiguió viviendo en Almería y trabajando como profesor de secundaria por un lado, y participando en la vida cultural de la ciudad como editor y escritor de temas almerienses por otro. Gracias a la conjunción de estos quehaceres transmitía tranquilidad y felicidad”, aseguró la nieta del profesor.
Ángela Artero, en nombre de la familia, ha afirmado que “fue un verdadero virtuoso en el dominio del tiempo, esa capacidad de hacer actividades de provecho durante todo el día y en los momentos de ocio hacer algo aún estimulante como deporte, excursiones, viajes, fotos o disfrutar como solo él sabía, de una buena película. Regalaba a cada uno ese tiempo necesario para interesarse por tus tareas, inquietudes y trabajos. La generosidad de compartir saberes y todo lo aprendido en viajes y libros para aplicarlo a su gente y a su ciudad”.
“Para muchos fue una enciclopedia siempre a mano. Despejaba tus dudas, y al mismo tiempo, te proporcionaba instrumentos para que indagaras y completaras por tí misma. Tengo grabada una imagen suya llevándome por la larga librería del pasillo para encontrar esos libros que me darían la clave para aclarar mis dudas de estudio. Sacaba el lomo de un libro con tanta ternura como se acaricia a un bebé. Soplaba el posible polvo que hubiera, lo giraba, le pasaba la mano por la portada y entonces lo abría. Ritual mágico que repetía con cada uno de los libros”, recordaba la nieta de José María Artero.
“Una de sus últimas ideas era estudiar periodismo, murió con 70 años, pero sigue vivo porque hoy cumple 100 y aún está presente en nuestras vidas a través de la admiración, el cariño y el reconocimiento de todos nosotros y los que vendrán porque hemos conseguido guardar su legado, hoy ya es, y esta es la treceava palabra: eterno”, ha concluido Ángela Artero.
Paneles y vitrinas
En los paneles se muestran 79 fotografías originales en blanco y negro de pequeño formato, 4 fotografías originales en color de pequeño formato, 17 fotografías originales en blanco y negro de medio formato, 2 fotografías originales en color de medio formato y 9 fotografías en blanco y negro, reproducciones ampliadas de fotografías conservadas en los fondos familiares.
En las vitrinas hay libros originales escritos y editados por José María Artero, revistas originales en las que Artero participó como director o editor y Folletos y materiales relacionados con la actividad cultural y como editor de Artero, pertenecientes a la colección de la familia Artero Nuñez. A las fotografías dispuestas en la pared se suman 11 paneles didáctico-divulgativos a través de los cuales se va desgranando la biografía de Artero y sus vínculos con la Cultura almeriense de la segunda mitad del siglo XX, así como sus vínculos con la ciudad y el mundo educativo.