El Museo Arqueológico de Almería dedica la pieza de este mes de septiembre al botijo, en concreto a un ejemplar donado al Museo por el alfar de ‘Los Puntas’ de Albox, de la década de los 80. Desde la Delegación territorial de Cultura y Patrimonio Histórico se quiere poner en valor un elemento “muy característico” de la cerámica popular andaluza, también llamado en Almería ‘pipo’ o ‘pipote’ aunque según en qué zona de Andalucía se ubique recibe otros nombres como ‘búcaro’, ‘cachucho’, ‘piporro’ y es un recipiente que se emplea para beber y mantenerla fresca.
La delegada de Cultura y Patrimonio Histórico, Eloísa Cabrera, ha destacado que “se ha querido hacer un homenaje a la tradición alfarera de nuestra provincia con este reconocimiento en el Museo”. En este sentido, ha asegurado que “el botijo forma parte de nuestra cultura popular y ha sido una pieza importante del hogar de las familias almerienses durante los veranos, motivo por el que hemos querido poner en valor el trabajo de los alfareros de la provincia”.
La cerámica popular de Andalucía fue fruto a principios de los ochenta de una extensa investigación etnográfica de campo, realizada bajo la dirección de Antonio Limón (director del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla). En el caso de Almería, el estudio corrió a cargo de Celsa Paoletti Duarte y Ángel Pérez Casas (por aquel entonces director del Museo de Almería), quienes llevaron a cabo la localización de los centros alfareros de la provincia, estudiaron la tipologías de edificaciones, las variedades de piezas tradicionales, así como su clasificación. Dicho trabajo de campo supuso la recogida sistemática de documentación y así como la adquisición piezas representativas de la producción tradicional de los alfares de Almería, que pasaron a engrosar los fondos del Museo.
Albox fue uno de los centros productores de alfarería estudiados por Paoletti y Pérez Casas. En el momento de la investigación etnográfica, quedaban en el municipio cinco alfarerías, entre ellas las de ‘Los Puntas’, quienes donaron este botijo, junto con otras piezas. La alfarería de Luis Alfonso Salas e hijos era y sigue siendo, una de las más fuertes en producción de la provincia y contaba entonces con cuatro alfareros, Luis Alfonso Salas y sus tres hijos. Un alfar de tradición familiar que se inició con un hermano de su abuelo y había continuado hasta entonces.
Los botijos ya en los década de los ochenta de la pasada centuria habían perdido su sentido funcional, debido a la introducción de hábitos modernos en el mundo rural, como la instalación de agua en las casas, las neveras, etc., para convertirse en meros elementos decorativos. Todavía sin embargo, para el momento del estudio, en el alfar de ‘Los Puntas’, se había mantenido aunque fuese esporádicamente, la producción de piezas tradicionales de nuestra alfarería como el cántaro, la orza, el lebrillo, los comederos de animales o el propio botijo.