La Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía finaliza los estudios que realiza desde finales del año pasado, previos al proyecto de restauración de las Murallas de San Cristóbal.
En el proyecto participan para su elaboración dos equipos técnicos, el de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, dirigido por el catedrático Francisco Javier Alejandre y el de la Escuela de Estudios Árabes (CSIC), dirigido por el arquitecto Antonio Orihuela, que será la encargada de la redacción del proyecto.
Durante los trabajos se han tomado y analizado muestras de materiales orgánicos como sogas de atado, maderas de agujas o carbones y de materiales inorgánicos extraídos de las tapias y morteros de las murallas para la datación radiométrica de los isótopos de carbono14, que complementan el estudio murario bajo la técnica de la Arqueología de la Arquitectura a partir de levantamientos fotogramétricos también previos.
La delegada territorial de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico, Eloísa Cabrera, ha señalado que los resultados de todas estas investigaciones “orientarán un proyecto de conservación basado en el principio de mínima intervención, evitando actuaciones demasiado intervencionistas y reconstrucciones, con el que se remediarán las patologías que comprometen la conservación de este bien declarado junto con la Alcazaba de Almería Monumento histórico-artístico desde 1931”.
Cabrera también ha indicado que además de la conservación, otro de los objetivos del proyecto es la puesta en valor de las Murallas del Cerro de San Cristóbal, un proyecto que se sumará a otras obras de conservación que la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico está realizando en el Conjunto Monumental de la Alcazaba de Almería.
Las murallas del Cerro de San Cristóbal son un llamativo lienzo de murallas con nueve torres pertenecieron a la cerca del antiguo Arrabal del Oratorio. El geógrafo almeriense al-‘Uḏrī, que vivió en la ciudad en el siglo XI, ha atribuido la construcción fundacional de esta muralla a los inicios del periodo taifa, en concreto a la etapa del emir Jayrān (r. 1014-1028). Esta muralla fundacional de tierra sería reforzada exteriormente y recrecida con otra de tapia calicostrada, posiblemente durante la etapa almorávide.
Edificadas en diversas etapas y con diferentes refuerzos entre los siglos XI y XV, las últimas intervenciones de restauración fueron efectuadas por Francisco Prieto-Moreno en los años 1950, 1960 y 1961 y por el arquitecto Roberto Puig en 1979, las cuales se centraron sobre todo en la cara orientada al sur, así como en la coronación del adarve reposición parcial del almenado.
El proyecto además de actuar en la cortina de muralla amplía su ámbito a los restos dispersos del recinto de al-Mudayna, que posiblemente corresponda con la muralla de asedio construida por las tropas almohades en su ataque de 1157, los cuales no habían recibido atenciones hasta ahora.