Tras viajar al pasado para conocer a las pintoras almerienses más destacadas de mitad del siglo XIX y el siglo XX con la historiadora del Arte María Dolores Durán y tras conocer cómo el mundo y la profesión del fotoperiodista ha cambiado a lo largo de las tres últimas décadas de mano de Marina del Mar, ayer fue el turno para conocer más del patrimonio industrial salinero, con la conferencia ‘Las mujeres de la sal del Campo de Dalías’, a cargo de la arquitecta Marina Morón.
Fue la clausura de la exitosa nueva iniciativa de la asociación Amigos de la Alcazaba, organizada en torno a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer 2021, unas jornadas destinadas a destacar el papel de la Mujer en la creación, conservación y difusión de nuestro Patrimonio Cultural. “Este papel, como en los restantes ámbitos de la vida social y cultural, ha estado y continúa estando sometido a muchísimas limitaciones, además de permanecer, en buena parte invisibilizado”, recuerdan.
En su ponencia, realizada desde El Cairo, Marina Morón compartió el importante trabajo documental y de investigación que viene realizando “con aquellas personas que vivieron todo el desarrollo salinero que hubo en la zona de Dalías y Roquetas de Mar, con su máximo esplendor a mitad del pasado siglo y que se prolongó hasta mitad de la década de los setenta, cuando el desarrollismo y las urbanizaciones empezaron a cambiar el paisaje. Es importante documentar y divulgar este patrimonio. Es un pequeño homenaje a toda esa gente que me abrieron las puertas de su casa y compartieron conmigo su forma de vida en estos pueblos”, explicó en un momento de su intervención, que como el resto de conferencias se pudo seguir de manera gratuita a través de la plataforma Zoom.
En su exposición, Marina Morón abordó cómo evolucionó la forma de vida de las mujeres de la zona, con experiencias en primera persona y nombres propios anónimos, pero vitales, como Melchora Andújar, Emilia Quirante o Aurora Expósito. Mujeres “que llevaban el peso del hogar y los hijos y que también hacían labores de administración y recogida de agua, cocinar con leña, lavar a mano, de hecho habrá lavaderos cerca de donde los hombres trabajaban, hacer la compra y llevar las cuentas o coser la ropa”.
Las salinas en la década de los cuarenta eran cuatro, las de Guardias Viejas, Cerrillos, Salinas Viejas y Salinas de San Rafael, pero poco a poco se fueron agrupando con el paso de los años. “Lo que sí existía era un sentimiento de comunidad muy fuerte”, detalló Morón. “Las mujeres iban todas juntas a llevarles la comida a los hombres cuando sonaba la señal”. De ahí que todavía perdure la expresión “se escucha más que el pito de las salinas, para decir que algo sonaba muy fuerte, ya que la sirena se escuchaba en todo el pueblo de Roquetas”.
Como arquitecta, Marina Morón también hizo parada en la importancia de la construcción de aljibes, que permitieran el abastecimiento de agua en periodos de escasez, así como en el proyecto de construcción de 24 viviendas para obreros que se realizó en las salinas de San Rafael, incluyendo colegio y también campo de fútbol. “Vivíamos independientes, como en una pequeña ciudad”, recoge Marina Morón en su estudio, con palabras de Angelita Fernández.
Así nace un modelo de mujer “moderna, consumista, autónoma y formada”, que fue calando en la juventud salinera en los años sesenta y principio de los setenta. “Éramos una referencia prácticamente en los alrededores y la gente de las salinas era muy conocida”, recoge Marina Morón en otro de sus testimonios.
La arquitecta subrayaba que “ahora que apenas hay rastro del patrimonio material, nos queda conservar el inmaterial y para ello es fundamental recoger los testimonios de quienes fueron protagonistas”.
Sobre Marina Morón Frápolli
Licenciada en arquitectura por la Universidad de Granada. Continuó su carrera como arquitecta en Alemania (2015-2019), compaginando su trabajo con el estudio y difusión del patrimonio salinero almeriense. Ha coordinado tareas de cooperación internacional en Senegal (Foundawtion 2020) y realizado múltiples talleres de bioconstrucción, restauración del patrimonio y arquitectura social entre Europa y África en los últimos años (àmaco, Okambuva, Terrachidia, BASEhabitat, HelloWood, IUSD Cairo, ASF International, Canya Viva, entre otros).
Recientemente cofundadora de la empresa “Fenomena Design Hub”, con sede en El Cairo (Egipto). Se encuentra muy comprometida con la defensa del patrimonio almeriense. Está investigando el patrimonio salinero del poniente, y junto con el arquitecto Karim Soliman realizó un proyecto alternativo de museo para la casa de Anita Guerrero de Roquetas del Mar, que habría permitido conservar en su totalidad esta casa, una de las pocas que pervivían representando los valores de la arquitectura tradicional del municipio.