El Castillo de Santa Ana de Roquetas de Mar alberga hasta final de año una exposición de pintura y escultura del artista Cristóbal Avilés. La muestra recoge una selección de los últimos trabajos del autor. Nos presenta en ella su estilo más académico realizado en los últimos tres años, perfeccionando la técnica del realismo y naturalismo. Así, nos podemos encontrar con los bodegones que nos han acompañado en nuestro entorno doméstico: vasijas granadinas, esculturas clásicas, tapices… e incluso la cesta de la compra. Es interesante cómo Avilés se desvincula, sin abandonar el academicismo, aportando su estilo personal, pues distorsiona la realidad creando un clima onírico e incluso surrealista.
El alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, ha visitado la exposición del artista granadino de nacimiento pero adoptivo de Roquetas: “Me ha gustado, está muy bien hecha. El Ayuntamiento de Roquetas siempre estará en la línea de colaborar para que las personas como Avilés tengan un lugar como éste, adecuado, importante, para poder mostrar y que la gente disfrute de su trabajo. El marco más bonito que tiene el municipio de Roquetas para exponer es el castillo de Santa Ana, unas instalaciones perfectas para esta exposición que estará aquí hasta final de Navidad y que la gente disfrutará con las medidas sanitarias correspondientes porque este año, con todo lo que está cayendo, el tradicional Belén que hacemos todos los años no será posible”.
Amat aprovechó la ocasión para agradecer “a todos los ciudadanos y ciudadanas, que han sido los que han colaborado con el Ayuntamiento para que tengamos la situación de la COVID-19 bastante controlada en el municipio de Roquetas de Mar. Ahora lo que toca es disfrutar de estas pinturas, de estas exposiciones y yo invito a toda la gente que nos vea a que pasen por aquí”.
Más allá de las reglas
Por su parte, el artista explicaba que “para trasgredir las reglas, primero hay que respetarlas y hay que conocerlas. Por eso, me puse a pintar de una forma académica, de una forma realista. Los cuadros que traigo aquí son eso: una ejecución tradicional y, después, como también hago escultura y las esculturas pertenecen a ese otro mundo más inventivo, imaginativo y libre, de alguna forma he querido representarlo en los extremos de los trípticos”.
Además de la pintura, Avilés muestra también una selección de esculturas realizadas con hierro, materiales reciclables, piedras, maderas, e incluso huesos de animales. En ellas se puede percibir el gran trabajo, interés y originalidad de Avilés, pues son una serie de esculturas cargadas de gran carga expresiva. Esculturas que tienen mucho que ver con su personalidad, curiosa y ambiciosa como mostró cuando no dudó en irse un año a Marruecos a aprender en la fragua el trabajo de la forja. Es digno de admirar que no ha realizado ningún aprendizaje académico, sino que todo lo que ha aprendido ha sido de manera autodidacta y acercándose a amigos entendidos en el arte que han sabido muy bien aconsejarle.