A pesar de que hace 65 años de la liberación del campo de concentración nazi de Mauthausen, la memoria de los 142 almerienses fallecidos allí sigue viva. Como cada 5 de mayo, muchos almerienses recordaron la lucha por la libertad que llevaron quienes pasaron sus últimos días en el campo de exterminio ubicado en Austria, víctimas del régimen nazi.
El compromiso por la libertad de quienes fueron víctimas del holocausto fue ensalzado en este acto organizado por la delegación en Andalucía de Amical de Mauthausen, que contó con la presencia de los principales representantes de PSOE, IU y la Universidad de Almería.
Las autoridades se sumaron al centenar de personas que se congregaron, a partir de las 20 horas de ayer, junto al monumento que recuerda a los exterminados a causa de sus ideas políticas y de su lucha contra el totalitarismo hitleriano. Este monumento, recuerda a los 142 almerienses fallecidos en los campos de exterminio nazi, representados por 142 columnas que, en la tarde de ayer, llevaban el nombre de cada uno de los almerienses asesinados.
En especial, hubo un recuerdo muy sentido para Antonio Muñoz Zamora, almeriense deportado al campo de Mauthausen y del que pudo salir con vida. Muñoz Zamora fue el impulsor de la construcción de este monumento en homenaje a las víctimas, y del que sus familiares y amigos conservan su espíritu conciliador. Andrés Troyano, amigo de Muñoz Zamora, lo recordó como una persona que no guardaba rencor por lo sucedido, y que explicaba lo sucedido por las «circunstancias» de la época.
Su hija, Antonia Muñoz, mostró su rechazo al traslado del monumento situado bajo el Cable Inglés, que representa la «escalera de la muerte» del campo de exterminio, una escalera tristemente conocida porque allí fallecieron muchos de los deportados al campo, víctimas del cansancio, de los malos tratos y de las enfermedades contraídas en Mauthausen.
La lectura institucional corrió a cargo del rector de la Universidad de Almería, Pedro Molina, quien tuvo un gesto de recuerdo para las víctimas del franquismo, diciendo que «no se puede desvanecer la memoria de los que están en las cunetas», a lo que añadió que «la lucha por la libertad es la mejor forma de conservar la memoria».
Tras la lectura de los manifiestos se llevó a cabo la tradicional ofrenda de flores a las víctimas, iniciada por la viuda de Antonio Muñoz Zamora, a la que siguieron las autoridades almerienses y los ciudadanos que quisieron mostrar así su homenaje a los que perdieron la vida en defensa de la libertad.