Miguel Poveda regresa mañana sábado a Roquetas de Mar, donde a las 21:30 horas ofrecerá un concierto en el Teatro Auditorio del municipio. Poveda ofrecerá un concierto en el que muestra gran parte de sus querencias musicales, desde su formación como cantaor flamenco pasando por la poesía y la copla, convirtiéndolo en un espectáculo dinámico y variado lleno de emociones.
Le acompañan Jesús Guerrero a la guitarra, Antonio Coronel a la Batería, Paquito González a la percusión y Londro, Carlos Grilo y Dani Bonilla, a las palmas y coros, llevando la dirección musical, en gran parte, el maestro Joan Albert Amargós. Un concierto para la libertad.
Nacido en Barcelona en 1973, Miguel Ángel Poveda León empieza a cantar a los 15 años en el entorno de las peñas flamencas de Cataluña. En 1993 y tras ganar cuatro premios: Premio Lámpara Minera (el más preciado del mundo flamenco), y tres premios más en las modalidades de La Soleá, La Cartagenera y La Malagueña en el Festival de Cante de las Minas de La Unión (Murcia), inicia su carrera como profesional. Poveda celebró en 2013 sus 25 años de carrera y en 2016 estrenó su película documental 13, convertido en todo un referente del flamenco contemporáneo.
En este recital, Miguel Poveda interpretará algunos de los palos más representativos del flamenco, desde los más festeros hasta los más profundos. La mayoría del repertorio es un reflejo del cante más tradicional, aunque con las aportaciones que el artista les da, conservando su esencia, pero pasándolos por su filtro personal.
Miguel Poveda cantará por soleás, fandagos o seguiriyas, aunque el cantante también es amante de la copla, género que forma parte de la banda sonora de su infancia y al que dedicó el álbum ‘Coplas del Querer’ (Universal 2009). Cantiñas, bulerías o tangos de Triana también tendrán cabida en este espectáculo, todos ellos interpretados desde un profundo respeto a la tradición, pero con un aire renovador y personal que los hacen distintos.
En este recorrido se pasa por las distintas geografías flamencas el artista deja también espacio para la magia y la improvisación, haciendo que cada recital se convierta en un concierto único.