La celebración de la segunda edición de ‘Paseando entre Velas’, organizada por la Asociación de Vecinos San Benito y el Ayuntamiento de Vícar, respondió a las expectativas que el evento había generado, superando ampliamente los buenos resultados de la primera edición, y convirtiendo a la villa de Vícar en punto de encuentro de vecinos y visitantes, con unas 8.500 personas disfrutando del amplio programa de actividades desarrollado, todo ello con una ambientación, bajo la luz de más de 10.000 velas y candiles y fachadas engalanadas para la ocasión, rindiendo homenaje al Sol y a la Luna, mientras entrada la noche las Lágrimas de San Lorenzo, iban apareciendo fugaces por el firmamento para admiración de los asistentes.
En su balance del evento, el alcalde vicario, Antonio Bonilla, ha tenido palabras de agradecimiento a la participación y ha hecho hincapié en la involucración de los vecinos «que desde un primer momento se han volcado para que esta edición de ‘Paseando entre Velas’ tuviera el éxito que ha tenido, logrando además que todos los asistentes a la actividad, sin excepción, se sintieran en la villa de Vícar, como en su propia casa».
El alcalde ha destacado también el gran trabajo realizado por todos aquellos que han formado el dispositivo de seguridad y el excelente trabajo del personal de cultura, con su concejala a la cebeza, y el gran grupo de voluntairos, como corresponsales juveniles, miembros de asociaciones y de clubes deportivos, que de forma desinteresada ha brindado su colaboración para que este evento multitudinario haya sido el acontecimiento que todos esperábamos».
Tanto Antonio Bonilla, como el presidente de la Asociación de Vecinos San Benito, Eduardo Ruiz, han destacado el éxito de esta actividad, que convirtió por un día la villa de Vícar en el epicentro del arte y la cultura, con sus calles repletas de gente, por unas horas se llegó a multiplicar por varios cientos su población, con presencia de familias completas con sus niños, y también de muchos jóvenes, llenado todos ellos de ambiente festivo las calles del pueblo antiguo de Vícar.
Por su parte, la concejal de Cultura, Vanesa Lidueña, ha señalado que «somos conscientes de que ha habido algunos fallos, que se tratarán de subsanar en lo posible de cara a próximas ediciones, pero la seguridad siempre ha estado garantizada».
Vanesa Lidueña, ha pedido disculpas por las molestias que se hayan podido ocasionar especialmente en lo referente al acceso y salida de la villa de Vícar, y ha señalado que «Vicar Pueblo, es pequeñito y es encantador, pero todos sabemos que por su ubicación no cuenta con unos espacios adecuados para acoger una gran afluencia de vehículos.
Por eso este año restringimos el tráfico e incorporamos las líneas de autobuses, pero estás se han visto saturadas por el número de visitantes, especialmente en algunas horas, toca por tanto trabajar desde ya en una solución a este problema, para que el próximo año no se produzca».
La concejal de Cultura, sigue apostando por que esta actividad, se convierta en tradición, y se muestra convencida en que «entre todos la mejoraremos».
Desde primera hora de la tarde, la villa fue recibiendo a la marea de ‘paseantes’, en una primera parte con actividades destinadas al público infantil, con talleres de fabricación de candiles, papiroflexia, pintura facial, trenzas, esparto y velas de escayola, entre otros, a los que más tarde seguirán los cuentacuentos y marionetas, a cargo de Alejú, por distintos rincones de la villa. Mientras la actividad iba en aumento en el mercadillo artesanal y el taichi y el yoga, tomaban la Plaza de los Pipos, a la espera del encendido de velas y candiles en todas y cada una de las calles de la villa.
Juegos de mesa, danza del vientre y un taller de cielo en movimiento, fueron acercando al cada vez mayor número de ‘paseantes’ a la segunda parte del evento, donde junto al paseo a la luz de las velas y los candiles, un animado pasacalles circense, con malabares de fuego, recorría las calles invitando a la fiesta. Fue la hora para los conciertos, con el bossa nova de Fome de Ritmo, el recital de poesia y flamenco de Aníbal García y Ángela Cuenta, o el de tangos de Jesús D’Monte en un ambiente que fue creciendo con el paso de las horas, hasta la medianoche, cuando al son de la música de de Diego Cruz Quartet y más tarde de ‘A Compasito’ , la pista polideportiva de la villa se convertía en mirador de las estrellas, disfrutando los presentes del gran espectáculo de las Perseidas, con el que se cerraba una noche mágica y enormemente participativa.