{mosimage}La forma tan peculiar de producirse el naufragio del edificio condiciona radicalmente su actual recuperación. Para enfrentarnos con la difícil y controvertida tarea de volverlo a su nueva vida, es preciso emprender trabajos paralelos a la propia reconstrucción física del monumento y al rescate de su memoria histórica. Precisamente, la ausencia de estudios previos de investigación preliminar en las intervenciones arquitectónicas que se han ejecutado en el pasado más inmediato están en la raíz de algunas de las problemáticas.
1) Para empezar, habrá que estimular yfomentar el desarrollo de una investigación profunda de la vida del castillodesde sus orígenes hasta la actualidad. Lo escrito hasta la fecha, salvohonrosas excepciones (O. Raggio, M. Blanc y M. Fernández, A. Ruiz, D. Roth)adolece de demasiadas conjeturas, escasez de documentación y grandes lagunas ensu recorrido histórico. Seguimos sin conocer con precisión el proyecto inicial,las autorías de la fábrica o de los elementos decorativos, las motivaciones dela casa marquesal, las reformas sufridas por el edificio, la situación dealojamiento y avituallamiento, el funcionamiento de sus sistemas defensivos, laorganización del espacio militar y señorial, etc,. Superadas, en parte, lasdificultades para consultar la documentación alojada en el Archivo Ducal deMedina Sidonia, parece que es un momento oportuno para que investigadores congarantías y medios lleven a cabo esa delicada misión con el objetivo puesto enla aportación básica y útil para reemprender la adecuada y rigurosarestauración.
2) En segundo lugar parece obvio que, dadala dispersión de las piezas artísticas, habrá que indagar el paradero exacto demuchos de los elementos artísticos: azulejos, artesonado, fragmentos de mármol,poterna de bronce, piezas de artillería, maderas, etc. Su observación y estudioserá condicionante para la decisión en futuras intervenciones, aunque no seafactible la devolución de los mismos al lugar original. Tarea que debecompletarse con una mayor vigilancia y cuidado de las piezas que aún seconservan en el edificio, y que tanta desconsideración y maltrato han sufrido durantelas obras de restauración e, incluso, en los penosos y perjudiciales trasladosde los últimos años.
3) La potente envergadura y la fuerzaexpresiva del castillo ha anulado durante décadas el entorno del mismo. Aexcepción de las intervenciones de urgencia en la Magdalena, el resto ha sidodespreciado, mutilado y destruido en gran parte. Sólo se conocen algunaslimpiezas puntuales y superficiales, pero nada de estudio, protección yconservación. Para empezar, se precisan unas excavaciones rigurosas en unamplio perímetro en torno al castillo, que nos proporcionen información precisapara el conocimiento y programación de las intervenciones.
4) Es preciso y urgente ordenar el entornourbano, impedir nuevas edificaciones, actuar sobre las existentes, adecentarlos terrenos inmediatos y proteger el casco antiguo (especialmente, el barriode la Morería) para evitar que las intervenciones en viviendas particularesperjudiquen la imagen del castillo, después del gran impacto que supusieron ensu momento las viviendas sociales y otras colindantes así como lacircunvalación viaria.
5) Para realizar una actuación coherentedebe conocerse con anterioridad el uso al que se destinarán sus dependencias.Algunas de las instalaciones ejecutadas en proyectos anteriores han sidocompletamente inútiles porque jamás se han utilizado. Descartado hace años suuso residencial, y dada la clara vocación sociocultural y turística delinmueble, es preciso fijar con exactitud el destino final de cada estancia.Competencia que depende en exclusividad de la Administración autonómica, comopropietaria, gestora y responsable del castillo, ahora bien, contando con elconcurso y la opinión de técnicos en historia, arquitectura y arte y, en lamedida de lo posible, de los velezanos, dado el alto significado cultural,turístico y económico para la zona.
6) Otro aspecto a tener en cuenta es lavariedad temporal: la situación del edificio no ha sido única ni exclusiva. Suaspecto, por lo poco que llevamos indagado hasta el momento, parece que fuecambiante: se trasladaron puertas y tabiques, se añadieron piezas nuevas, secambiaron de uso determinadas dependencias, se repararon cubiertas, muros ydesperfectos…, luego se produjeron transformaciones (aunque fueran puntuales)de espacios y materiales y, probablemente, diseños. Por tanto, habrá que ser escrupulosoy, a la vez, práctico, a la hora de decidir cómo intervenir en cada zona deledificio.
7) Queda por último el tema más espinoso, delicado y polémico. ¿Qué hacer con el patio y los salones nobles? Reconstrucción mimética, recreación virtual, readaptación, nuevo diseño… Los vecinos y los visitantes parecen tener muy claro que lo ideal sería volver al antiguo decorado, aunque ello suponga una intervención artificial y, en cierto modo, teatral. La normativa permite holgadamente este tipo de intervención y, para la inmensa mayoría de la población, ésa sería la mejor manera que comprender el edificio, los inquilinos y su tiempo. Sin embargo, no existe tal unanimidad entre los técnicos, estudiosos y responsables políticos. Cada posición intenta avalarse con la normativa de restauración de edificios históricos, con las recomendaciones de organismos internacionales competentes o, incluso, con la experiencia de otros lugares, cuando no la propia sensibilidad personal. Sea como fuere, en el aspecto puramente arquitectónico y decorativo hay, entre otros, un factor condicionante: se sabe perfectamente (o se puede averiguar) dónde están las piezas, qué forman tienen y cómo encajan en la estructura actual. Después del camino andado (compra, plan director, escaneo…), disponiendo de la tecnología adecuada y con la opinión pública partidaria de la reproducción, ¿a quién podría beneficiar un diseño contemporáneo, moderno o novedoso para el interior del monumento?