Por segundo día consecutivo, el festival Alamar giró la mirada hacia Asia con un espectáculo que rendía homenaje a la mayor industria cinematográfica del mundo, que no es Hollywood, sino Bollywood. La propuesta de ‘Sueños de Bollywood’ llenó la plaza de la Catedral de luz sonido y exotismo, una mezcla poco vista por estos lares en la que se unieron la tradición india y los sonidos más actuales. Colorista, vistosa y original, aunque algo flojo para las expectativas que este espectáculo había creado.
Movimientos sensuales, miradas de complicidad y música, mucha música. Éstos son los ingredientes de un cótel extraño en estas tierras que tiene como referente el cine que se hace en Bollywood. La coreógrafa india Mistri trajo un espectáculo inspirado en la exitosa industria del cine en la India.
El show se estructuró en dos partes. La primera de ella, el baile y la música mostró los fundamentos sensuales de la danza india clásica que, por raro que parezca, acabaron combinándose con flamenco. Una fusión algo exagerada que descolocó a más de un espectador.
La segunda parte, algo más moderna, introdujo los sonidos funk para dar paso a la parte más atrevida y picante de Bollywood.
