¿Más campos de golf y más puertos deportivos es lo que necesita Almería para un desarrollo turístico de calidad? Es lo que el consejero de Turismo de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, sin tapujos, planteó el pasado día 15 de noviembre en el Gran Hotel durante su intervención en el Foro de IDEAL con los empresarios (destacado protagonismo de Asempal) para reflexionar sobre el Turismo y su mejor desarrollo en la provincia. Con su declaración desvelaba lo que ya prácticamente se vislumbra desde hace tiempo: que en Andalucía, y en España también, hay marcha atrás en lo relativo a garantizar la protección de la naturaleza y el uso sostenible de los recursos.
Para decirlo más claro: para el desarrollo de la política económica (especuladora por supuesto) el medio ambiente se ha convertido en un estorbo. Por eso ya no es de extrañar lo que dijo el consejero de Turismo, por mucho que disfrazara sus argumentos de contenidos ambientalistas. Tras su discurso, imagino las sonrisas de satisfacción de la mayoría de los empresarios asistentes al Foro (puede que algunos, una minoría con sentido común, visión de futuro y conocimiento de la realidad, no estuvieran de acuerdo). Por lo que se ve la ‘Crisis’ ha disparado los cambios políticos, y las dudas que siempre existieron se han disipado.
Lo que nunca se explica con la cuestión de los campos de golf es que no estamos hablando de una actividad deportiva, sino de negocios, de grandes negocios inmobiliarios y turísticos.
Por la razón del interés autóctono podríamos llenar los territorios de campos de fútbol, pistas de atletismo, canchas de baloncesto y de tenis, por ejemplo. Pero no es eso. No sé explica qué modelo, qué modelos de desarrollo se promueve con los campos de golf y los puertos deportivos, ni qué riqueza se crea. No se habla de modos de vida. Aunque por supuesto que hay almerienses, andaluces, españoles, que practican estas actividades, los proyectos que se están lanzando (por ejemplo, en Antas, un pequeño pueblo del levante almeriense, con la anterior corporación municipal, se llegaron a plantear hasta siete campos de golf) siempre conllevan la parte inmobiliaria (urbanizaciones, hoteles, etc.) con la esquilma y sangría del paisaje y de los intereses locales. Y por mucho que se diga que sólo se van permitir campos de golf de ‘interés turístico’, la puerta está abierta a un futuro demoledor, con lo que conlleva también de ordenar y remodelar un territorio y una sociedad a base de servidumbres. Y los puertos deportivos, más de lo mismo, para destrozar el litoral y romper los equilibrios costeros. Que esta filosofía esté respaldada por el socialismo establecido produce estupor. Me pregunto dónde se han refugiado los ideales del Partido Socialista Obrero Español.
Lo preocupante no es que esta filosofía esté en la política de la Consejería de Turismo. Lo inquietante es que responde a una política global de la Junta de Andalucía. No hay más que ver los ‘recortes’ al Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA) o lo que se prepara sobre el río Guadalquivir, que terminarán por cargárselo (las transferencias de las cuencas hidrográficas como las de los parques nacionales a las autonomías ha sido un gran error) para darse cuenta de la que se avecina. ¿Campos de golf y puertos deportivos para superar la crisis?
Por si no estuviera esquilmada suficientemente la costa, más amarres, más puertos deportivos que conforman otra propuesta de destrucción del paisaje para disfrute de los bolsillos de la especulación.
En qué se ha quedado el idealismo socialista, los ideales que se le suponían a una organización política que se califica ‘de izquierda’, cómo piensa avanzar hacia una sociedad igualitaria en democracia, donde el concepto de justicia social y la igualdad de oportunidades sean prioritarios; una sociedad donde el disfrute de la realidad (turismo incluido), fundamentado en valores sociales y en el respeto al legado de la Naturaleza, no sea cuestión de minorías ‘de calidad’ sino de toda la población. Eso es el desarrollo sostenible. Hay distintos modelos de desarrollo, cada uno con su grado de eficacia, pero no valen todos a efectos de la justicia social. Desde luego no creo que se pueda conseguir una sociedad almeriense igualitaria y justa, ya que hablamos de Almería, a base de campos de golf y puertos deportivos.
Por eso pienso que las palabras del consejero de Turismo son penosas. No sólo por ser suyas, por lo que suponen y desvelan de objetivos lamentables, sino porque representan a todo el gobierno andaluz, incluida la Consejería de Medio Ambiente, cómplice de toda esta situación sin medida. Se están cumpliendo los malos augurios con el medio ambiente. Y esto no ha hecho más que empezar. No queda más remedio que ponerse en guardia.
(Publicado en IDEAL, lunes 1 de diciembre, 2008, página 19)