Apasionado de la velocidad y de las dos ruedas, el almeriense Antonio Maeso, el español con más participaciones en el Tourist Trophy de la Isla de Man, hace un par de años vio como la vida le daba uno de los reveses más duros en forma de lesión. Tras descartar competir de nuevo sobre una moto, Maeso encauza su vida hacia la recuperación de su maltrecha rodilla y a compartir su experiencia de superación en conferencias y sesiones de coaching. La concentración motera de esta feria le rendirá un más que merecido homenaje.
–¿Cómo vive el deportista el tener que verse apartado de lo que más le gusta hacer?
Pues es curioso, porque la verdad es que tenía pensado dejarlo o al menos hacer una reducción de mi actividad antes del accidente. La carrera de la Isla de Man requería muchos recursos económicos y humanos que yo no era capaz de conseguir. Mi idea era la de seguir 2 o 3 años más haciendo la carrera de Northwest 200 y el gran premio de Macao, que creo que eran objetivos más asequibles a mis circunstancias, o centrarme solo en la categoría lightweight en el TT. En cualquier caso, mi etapa de peregrinaje quijotesco y aprendizaje había terminado, y necesitaba concentrar esfuerzos y buscar atacar la victoria allá donde más probable pudiera ser.
– ¿En qué se piensa más en el accidente o en la recuperación?
Bueno, va por etapas. Se piensa más o menos igual. Por un lado es importante saber qué ha pasado y porqué para no repetir el mismo error, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias que ha tenido. Por otro lado, es positivo pensar siempre en recuperar y quizás es en este punto en el que invierto más tiempo. El accidente fue, resumiendo, la consecuencia de un cúmulo de circunstancias que se pusieron en mi contra por el hecho de intentar retos que se escapaban mínimamente a mis posibilidades. Demasiados cabos sin atar en una prueba que no perdona errores y conmigo ya llevaba unas cuentas ‘excepciones’. Y que nadie se equivoque, yo siempre he estado convencido de que podría haber terminado ganando en la Isla de Man, pero me era imposible conseguir los medios para ello.
Y sobre la recuperación, pues es a lo que me dedico ahora en cuerpo y alma ya que tuve una lesión muy complicada e intento que me deje las mínimas secuelas de por vida.
– ¿Hay posibilidad de verte de nuevo encima de la moto?
Mi objetivo a corto plazo sería ser capaz de subirme en una moto de carreras, pero no para competir sino para dar cursillos de conducción como habitualmente hacía para la empresa inglesa para la que trabajaba. Por desgracia, aún no lo he conseguido ya que mi pierna no flexa lo suficiente, por lo que el objetivo ni siquiera sé cuándo lo conseguiré. Llegué al hospital con la rodilla abierta y sin rótula, y aunque los médicos hicieron un trabajo excelente, los milagros no existen.
– Estás reconduciendo tu vida y estás dando charlas de motivación y compartiendo tu experiencia, ¿qué nos puedes enseñar?
Pues exactamente eso, que aunque los milagros no existen, con metodología y motivación se puede llegar muchísimo más lejos de lo que todos pensamos. Siempre me gustó transmitir experiencias y hacerlo de la manera más amena y didáctica posible. Teniendo la gran experiencia que he acumulado durante años sólo me faltaba el soporte académico que además he conseguido estas últimas temporadas al compatibilizar mis carreras con los estudios, habiéndome licenciado en Psicopedagogía y Magisterio recientemente. Ahora busco sentirme realizado transmitiendo todas esas experiencias y métodos de la manera más útil posible para que las próximas generaciones puedan hacer uso de tan, espero, útil información. El coaching está también entre mis proyectos y ya he realizado una conferencia en Madrid a un grupo de ejecutivos. Esta primera ponencia se llama «Closing the circle» y trata sobre la consecución de objetivos en el mundo deportivo trasladado a la vida normal y al mundo empresarial, todo ello basado en mi carrera deportiva, con un aporte multimedia muy interesante. A partir de septiembre empezaré a ofrecerla a instituciones, grupos, empresas, etc., ya que el feedback está siendo altamente positivo. Sin duda es un enfoque diferente y que no deja igual al que asiste a la charla. Se podrá encontrar más información, en breve, en mi blog.
– En tu carrera no lo has tenido nada fácil, ¿cómo se levanta un día uno de la cama y dice «voy a correr el Tourist Trophy»?
Porque, aunque los milagros no existen, como dije antes, los sueños sí que se pueden alcanzar. Yo tenía el sueño de poder llegar a los grandes premios y luchar con los mejores en el campeonato del mundo, y sin embargo, la vida me presentó la oportunidad de ir directamente a la meca del motociclismo y competir en el circuito y en la competición más histórica e importante del mundo de las carreras en moto. No fue una decisión fácil, competir allí exige un compromiso que va mucho más allá de lo deportivo e incluye la propia vida, lo que representa y aquellas personas a las que les importas. En el TT te juegas todo a una carta, y por eso mismo está tan altamente valorado por los aficionados.
– En el mundo de las motos llama mucho la atención el espectáculo que rodea a los grandes pilotos, sin embargo no se conoce tanto el trabajo que hay previo a alcanzar esos niveles, ¿en las categorías inferiores el trabajo es mayor aún?
El deporte es tanto más sacrificado cuanto más alto y más importantes son las metas a las que quieres llegar. En la moto tenemos el gran handicap de que necesitamos una máquina para hacer nuestro deporte, y esa máquina tiene una complejidad y un coste muy altos. Yo tuve que aprender mecánica desde cero y llegue a ser mi propio preparador de mis motos de dos tiempos alcanzando unos niveles de competitividad muy altos. Lo mismo ocurrió cuando me pasé a las cuatro tiempos y de nuevo tuve que aprender a preparar esos motores para poder ser competitivo en vez de adquirir los materiales ya hechos. De todas formas, soy un acérrimo defensor de la personalización en todos los órdenes de la vida y circunstancias para que te permitan una integración total con la actividad que sea, en mi caso competir para ganar, como enfoque general para conseguir un resultado óptimo. Mis motos nunca fueron las mejores pero sí que las preparé adaptando cualquier mínimo detalle a mis circunstancias para conseguir de esa manera un rendimiento superior con los mimbres que había.
– ¿Qué se siente a 300km/h?
Lo mismo que sentía el capitán ‘Han Solo’ cuando en la Guerra de las Galaxias ponía su nave a la ultra velocidad, es decir, no sólo es rodar a 300 km/h, lo cual hacen otras motos puntualmente en circuitos cortos, sino hacerlo rodeado de tantos objetos fijos que existen en las carreteras, lo que hace que sientas la velocidad como el doble de la real a la que circulas. Además, no son velocidades instantáneas, como digo, sino que se mantienen durante minutos y minutos, con lo que llegas a creer que estas dentro de un vídeo juego o así. En el TT course tu mente no es capaz de asimilar el flujo de sensaciones que experimentas y eso hace que te crees adicción al Tourist Trophy porque quieres dominarlas y ves que es prácticamente imposible. Mentalmente es demoledor.
– ¿La lesión ha sido el peor momento sobre la moto?
Sí, sin duda. Jamás había tenido una lesión ni remotamente parecida. Además, me dejará marcado de por vida por lo que su duración y coste de sufrimiento mental será incomparable a ninguna otra situación adversa vivida anteriormente. Pero la vida es así. «No hay nada gratis» como yo muchas veces digo y cuál será el título de mi próxima conferencia; cuanto más ambición y alto es el objetivo que te propones, mayores la posibilidad de que ocurra un desastre.
– ¿Piensas seguir vinculado de algún modo al mundo de la competición?
Me gustaría seguir vinculado de alguna manera, pero es difícil en mi situación viviendo lejos de las zonas moteras por excelencia en España. Espero hacerlo desde los cursillos de conducción, el asesoramiento psicológico y técnico a pilotos e instituciones y mis artículos en prensa e Internet. Aunque siempre estaré abierto a propuestas y no sé muy bien que me deparará el futuro.