Decía Julio Anguita que “Utopía es lo que hoy no es y mañana sí”. La situación que estamos viviendo ha dado la vuelta a la frase. “Utopía es lo que hoy es y mañana no ha desaparecido”. La frase viene al pelo porque semanas antes de que se escribiera este artículo el futuro del principal observatorio astronómico de la Europa continental, el de Calar Alto, estuvo blandiéndose en el filo de la navaja. Y si lo ha estado un observatorio de tal envergadura, quizá antes de que este artículo vea la luz pudiera ser que nos encontremos con una noticia similar para el principal centro de investigación en energía solar de Europa.
Vayamos por partes. La Plataforma Solar de Almería se crea a principios de los años ochenta después del “susto energético” a occidente de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo cuando éstos se niegan a vender petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la Guerra del Yom Kippur. Los países occidentales empiezan a darse cuenta de lo débiles y dependientes de la energía que son sus economías.
Como Calar Alto, la PSA no fue un proyecto únicamente nacional. En el mismo participaron países como Alemania, Austria, Bélgica, Estados Unidos, Grecia, España, Italia, Suiza y Suecia. España empieza a encarar la esperanzadora década de los ochenta y los científicos soñaban con demostrar que era posible aprovechar la energía del sol para obtener energía eléctrica.
Pero el ser humano no es muy dado a pensar mucho más allá de mañana. Así es que el precio del petróleo calló y el horizonte de buscar nuevas fuentes energéticas quedó en un plano muy secundario. Centros como la Plataforma Solar de Tabernas tuvieron que reinventarse para sobrevivir con proyectos como el uso de la energía solar en la descontaminación de aguas cargadas de disolventes o plaguicidas agrícolas, entre otros. Siete países de los firmantes abandonaron y, como en Calar Alto, sólo quedaron España (obligada por razones obvias) y Alemania.
Durante estas cerca de tres décadas se han llevado a cabo muchos proyectos de investigación en este centro, aunque quizá entre los más mediáticos se encuentre la pieza para el Transbordador Hermes cuya resistencia al calor extremo fue probada con éxito en la PSA. Dicha pieza superó la prueba de resistir a temperaturas de entre 1.200 y 1.500 grados Centígrados y hoy se encuentra expuesta en las instalaciones de la PSA.
La instalación de la PSA dentro de la Universidad de Almería, a través del centro CIESOL, la arquitectura bioclimática, la investigación en la obtención de hidrógeno a partir de la energía solar, el conocimiento de la toxicidad de los vertidos a partir de la luz que emiten algunas bacterias, la potabilización de agua contaminada en países en vías de desarrollo, el uso de la energía solar para la lucha contra las plagas, la lucha contra el mal olor de las aguas fecales con este tipo de energía, han sido otros proyectos singulares desarrollados durante este tiempo.
Pero la aportación más espectacular de la Plataforma Solar de Almería ha sido en el campo de la energía termosolar. Esta aportación ha sido tal que sin ella hoy serían impensables plantas de producción energética a escala comercial como Andasol I y Andasol II en la vecina comarca del Marquesado. Platas cuya peculiaridad es que son capaces de seguir produciendo energía eléctrica más allá de la puesta del sol. Sin su tecnología hoy sería imposible entender el desarrollo de plantas cilindroparabólicas como las desarrolladas por empresas como Abengoa Solar en España, Argelia, o las que actualmente construye en Estados Unidos, Emiratos Árabes o Sudáfrica.
Quizá en uno de esos países mencionados esté la clave del futuro de la PSA. Mientras la Plataforma se creó para obtener energías, que fuesen limpias era lo que menos preocupaba entonces, que permitiesen a occidente no depender de los países exportadores de petróleo, hoy son éstos los que avanzan a pasos agigantados para controlar el futuro de la energía. Una prueba es el fichaje del hasta hace bien poco director de la Plataforma Solar, Diego Martínez Plaza, por parte de la Qatar Foundation.
La entidad les sonará a la mayoría por verla en la camiseta de un equipo de fútbol que aún juega en la liga española. Pero lo cierto es que la Qatar Foundation es un proyecto de conocimiento de dimensiones colosales. Su lema es “Liberando el potencial humano”. Fue fundada en 1995 y pretende situar a esta región del mundo en el mapa del desarrollo científico. ¿Y para qué han fichado a un científico como Diego Martínez Plaza? Es evidente que la energía solar no se la van a tomar como una broma. Mientras en España debatimos sobre el retorno a energías sucias y peligrosas como la nuclear, y metemos en el saco de la especulación a la energía fotovoltaica, regiones del mundo ésta tienen claro su futuro energético cuando se le agote el monopolio del barril de Brent.
Cuando acaba de alcanzar la madurez a la PSA le ha nacido un hermano llamado CTAER, el Centro Tecnológico Andaluz de las Energías Renovables, cuya división en energía solar se está construyendo junto a los espejos de la Plataforma en Tabernas. Se supone que sus investigaciones se complementarán, no se solaparán, aunque en un momento de definición de competencias por parte de las administraciones, y con la espada de Damocles moviéndose pendularmente sobre la cabeza de la ciencia, quizá también sería importante aquí hacer una reordenación competencial.
En el sol está quizá la energía del futuro. Es la base del cambio de modelo energético que está por venir y que hará posible pasar de un modelo de grandes plantas de producción de energía y grandes redes de transporte de la misma hacia un modelo de autoconsumo en los mismos edificios. Las posibilidades de desarrollo de esta fuente energética son infinitas, sólo hay que apostar por ella. Pero no de una forma tan tímida como se ha hecho hasta ahora. Si España y Europa no son capaces de disipar la niebla, difícilmente serán capaces de ver “el sol”.