Como presidente de Suncrest, sociedad partícipe del proyecto de desarrollo de la zona del denominado Toblerone, considero que es importante que la ciudadanía almeriense tenga presente algunos aspectos que son interesantes a la hora de conformar una opinión en este sentido. HISTORIA. En primer lugar, hay que recordar que el denominado Toblerone surgió en 1973, por tanto no de modo coetáneo ni del Cargadero de Mineral o Cable Inglés ni por supuesto de la Estación de Ferrocarril, como solución de emergencia ante los graves problemas que el transporte ferroviario intra-ciudadano estaba provocando, por la dispersión del polvo de mineral que se generaba. Una solución controvertida y dañina para la infraestructura, las comunicaciones y el paisaje general de la ciudad, pero que solucionaba un problema importante, lo cual fue motivo suficiente para su construcción. El Toblerone, por tanto, tuvo una vida útil desde ese año 1973 hasta 1996, lo cual supone que no llegó a ser un elemento de utilidad arraigada en la ciudad ni mucho menos un referente para generaciones. Es más, motivo de su condición de elemento discordante tanto en cuanto a la visión general de la ciudad como a las comunicaciones de una parte importante como la que conforman El Zapillo, El Tagarete, Ciudad Jardín y Nueva Almería, en 1998 el PGOU de la ciudad aprobó su derribo.
Ello quiere decir que desde su nacimiento hasta hoy han transcurrido 40 años y desde su inclusión en el PGOU como elemento a derribar nada menos que quince. Años, todos éstos, en los que no se han observado manifestaciones ciudadanas ni propuestas políticas o institucionales que se encaminen a su protección especial. Es más, la ciudadanía ha contado los días para llegar al momento de retirarlo. Algo que hoy, por fin, se ha alcanzado, abriendo paso a un proyecto verde, ciudadano, de convivencia y, sobre todo, de comunicación hacia barrios emblemáticos de la ciudad, históricamente aislados desde la llegada del Ferrocarril.
PROYECTO. Otro elemento que consideramos de hondo desconocimiento es el proyecto que se abre paso con esta primera acción de desmantelamiento del Toblerone. La realidad es que el desmantelamiento del Toblerone es el primer paso para la apertura a la cuidad de una parcela de 180.000 metros cuadrados, de los cuales más de 100.000 los ganará la ciudad en zonas verdes, lugares de esparcimiento y convivencia y vías de comunicación. La realidad es, también, que tan sólo 18.000 metros cuadrados de esta parcela irán destinados a la construcción de edificios y que los ingresos producidos por el proyecto general irán destinados a sufragar el soterramiento de las vías del tren.
El proyecto va a suponer que la zona de carretera de Ronda, desde la gran rotonda del Cable Inglés y la rotonda de la Estación de Ferrocarril quedará abierta y comunicada con la zona de Sierra Alhamilla, El Tagarete, El Zapillo y la zona costera. Supondrá un área verde que se situará a la cabeza de las de la ciudad, una vía de comunicación norte-sur en la ciudad y la integración definitiva de los barrios referidos y eliminando las vías del tren hasta la zona de la Estación de Ferrocarril, ahorrando rodeos y consumos de combustible en vehículos y el uso de la molesta pasarela, ejemplo de obstáculo arquitectónico para las personas con dificultades de movilidad.
Además, el proyecto está diseñado de manera progresiva, no agresiva y casi artesanal, de manera que se recuperará la mayoría del material del Toblerone para su reciclaje, con técnicas que serán lo más inocuas posible para los vecinos del entorno y que además se ejecutará durante el verano, ahorrando molestias a los colegios de la zona.
APOYOS. El proyecto de desmantelamiento del Toblerone comienza hoy, pero tiene una vida ya prolongada. Como se ha dicho anteriormente, comenzó con la aprobación del Plan General de 1998, que lo señaló como elemento obstaculizador del desarrollo, la integración y las comunicaciones de la ciudad. Desde entonces, las instituciones y la iniciativa privada han avanzado hasta posiciones de acuerdo y consenso en cuanto al desarrollo del proyecto, como parte del soterramiento de las vías del tren.
Hay que recordar que el proyecto de soterramiento, que incluye el desmantelamiento del Toblerone, incluyó en su día el acuerdo de todas las administraciones implicadas, desde el Gobierno Central a la Junta de Andalucía, las asociaciones empresariales y sindicales, el Ayuntamiento de Almería y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias Adif. Durante todo ese proceso, ninguna institución ni entidad, ni las dotadas de competencias para ello ni las que no las tienen, han avanzado en absoluto en un posible proceso de declaración de bien cultural.
SITUACIONES. Llegado a este punto, consideramos que el inicio de las obras para la desaparición del Toblerone marcan un hito en la historia de la ciudad, en su camino hacia el final de la división en dos partes por culpa de las vías del tren y de esta amplia franja de terreno en la que están tanto ellas como el propio Toblerone. Sin duda es la acción más urbanística más importante de las últimas décadas, junto con la Rambla, para la mejora de la ciudad.