En 1987 se crea la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola por Decreto 209/1987 de 26 de agosto del Gobierno de Andalucía, en donde se imparte la titulación de Ingeniero Técnico Agrícola en las especialidades de Hortofruticultura y Jardinería, Explotaciones Agropecuarias e Industrias Agrarias y Alimentarias. Al carecer de espacio físico, comienzan a impartirse los estudios, el 2 de noviembre de 1987, en dos aulas de la antigua Universidad Laboral de Almería. En 1990 la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola pasa a denominarse Escuela Universitaria Politécnica, con la inclusión en la misma de los estudios de Informática.
El actual edificio de la Escuela (que aloja los servicios administrativos de la misma), se inaugura el 12 de junio de 1989, dotando de esta forma de ubicación física a los elementos docentes y de investigación de los estudios de Ingeniería Técnica Agrícola y administrativos del centro. Desde sus inicios el Centro ha contado con un campo de prácticas de pequeña capacidad (3.000 m2) que con serias limitaciones ha cumplido su función con las exigencias de las titulaciones impartidas. En la actualidad se dispone además, de una finca experimental en el paraje “Los goterones”, de aproximadamente 11 hectáreas.
Con la creación por Ley 3/1993, de 1 de julio de la Universidad de Almería, se transforma la Escuela Universitaria Politécnica en Escuela Politécnica Superior, implantándose el título de Ingeniero Agrónomo. Posteriormente se aprueba la titulación de Ingeniero Técnico Agrícola en Mecanización y Construcciones Rurales.
Planes de estudios de Agronomía en Almería.
Plan de 1988. Con la estructura tradicional, hasta ese momento, de asignaturas anuales, con todas sus asignaturas obligatorias, es decir, no se consideraba ninguna asignatura optativa.
Plan de 1994. Aparece por primera vez la optatividad, pudiendo escoger el alumno entre una amplia gama de asignaturas, incluso fuera de su plan de estudios. Variaba en torno al 25% de la carga lectiva total.
Plan de 2000. Se redujo la optatividad hasta un 20% del total del Plan de estudios. A pesar de esto la relación de asignaturas ofertadas sobre la optatividad creció hasta situarse en torno a 10 asignaturas ofertadas para cada asignatura a cursar, lo que rápidamente provocó grupos muy reducidos en algunas materias de este tipo
Plan de 2010. La optatividad se ha reducido hasta quedar una única asignatura, lo que representa el 2,5% del Plan de estudios.
En la carrera de Ingeniero Agrónomo solamente se imparte el 2º ciclo, es decir, los alumnos que lo cursan proceden de las titulaciones de Ingeniería Técnica Agrícola o de un primer ciclo en otra Escuela.
El plan de estudios de 1994 tenía un 28% de materias optativas y el plan de 2003, todavía vigente, tiene un 18% de optatividad y adolece del mismo problema que sus contemporáneos de Ingeniería Técnico Agrícola, es decir una muy elevada relación de asignaturas ofertadas para cada asignatura a cursar. El futuro Máster Ingeniero Agrónomo, probablemente reducirá aun más la optatividad.
El papel de los agrónomos en el desarrollo agrícola.
Es bien conocido, para cualquiera que haya estado relacionado con Almería en los últimos 30 años el importante desarrollo económico y social que ha llevado a que la economía almeriense haya abandonado los puestos de cola de las provincias españolas. Este desarrollo económico ha tenido tres líneas principales; la agricultura intensiva, la industria del mármol y el turismo. En cualquier caso se ha estimado en un 40% aproximadamente la contribución de la agricultura y su industria auxiliar a la economía de la provincia.
El modelo agrícola almeriense se basa en una serie de peculiaridades como la alta concentración de la superficie productiva, centrada sobre todo en el campo de Dalías con focos subsidiarios en Níjar y Bajo Almanzora. Ésto implica un abaratamiento de los costes y un aprovisionamiento de los inputs muy eficiente y especializados en las demandas locales.
Otra peculiaridad es la amplia necesidad de tecnología entre las empresas. Entendiendo el concepto de tecnología en sentido amplio, es decir incluyendo también procedimientos y ajustes locales a los conocimientos tecnológicos generales que se han aplicado a cada situación.
Estas dos circunstancias hacen que la actividad agrícola funcione de un modo más parecido a la Industria de lo que cabría esperar lo que a su vez provoca unas necesidades y resultados económicos que cuando menos resultan sorprendentes.
A lo largo de los años 70 y 80 se fueron incorporando mejoras y tecnologías a la sombra de una actividad que generaba suficientes ingresos como para poder pagarlas. De esta manera se empezaron a utilizar de forma generalizada semillas híbridas, riego por goteo, plásticos térmicos, polinización con abejorros y cultivo en sustratos inertes, lo que permitió una mejora del rendimiento modesta pero que puso las bases para que, con la aparición del tomate de tipo larga vida, en torno a 1990, se produjera un espectacular aumento de la productividad hasta situarse en torno a las 55 Tm/ha. La reciente automatización de los invernaderos, con aspectos como la climatización y la fertirrigación automatizados, ha mantenido ese nivel y permiten augurar ulteriores incrementos.
La incorporación de estas técnicas es fruto del trabajo conjunto de los agricultores y de los Ingenieros Técnicos Agrícolas y Agrónomos que, procedentes de otras Escuelas de España, trataban de aumentar los rendimientos aplicando toda esta serie de técnicas más o menos novedosas. A partir de 1990 comienzan a salir promociones de Ingenieros Técnicos Agrícolas procedentes de la UAL y se observa un crecimiento de la productividad media. Si bien las mejoras tecnológicas mencionadas no habían sido directamente aportadas por estos titulados, sí que éstos han permitido una optimización de su potencialidad y sobre todo la posibilidad de aplicaras en pequeñas empresas que anteriormente estaban poco atendidas en este aspecto. Se estima que unas 800 personas de estos colectivos se dedican al asesoramiento técnico. Este sería un impacto de primer orden de la implantación de las carreras de agronomía en Almería.
Los efectos inmediatos han sido la racionalización del uso de plaguicidas, la extensión de la lucha integrada, la aplicación del cultivo hidropónico, técnicas de higiene rural y como resultado un aumento de la calidad de las producciones
Por otro lado, un buen número de profesionales de la Agronomía se han incorporado a centros de investigación y secciones de I+D de empresas, lo que ha empezado a generar tecnologías propias y sinergias entre el sector agrícola-industrial y la propia universidad.
Además, algunos de estos profesionales cubren otros campos no relacionados con la agricultura pero sí con la tecnología, contribuyendo al desarrollo general de la provincia.
Conclusiones.
La influencia de la implantación de las carreras de Agronomía en la economía de Almería ha sido muy amplia y es una muestra de cómo una actividad con serias dificultades en el entrono económico en que nos movemos, puede alcanzar niveles de competitividad elevados, con una adecuada gestión de los recursos naturales, humanos y tecnológicos.
La mejora ha sido fundamentalmente en la línea de la implantación de tecnologías existentes pero cabe esperar un desarrollo adicional con la generación local de nuevas tecnologías.