Los telescopios de Calar Alto captan una imagen de Andrómeda

Los telescopios de Calar Alto captan una imagen de Andrómeda

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La Fundación Descubre, la Escuela Documentalista de Astrofotografía (DSA) y el Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia (OAUV) han captado desde los telescopios y cámaras del Observatorio de Calar Alto imágenes de Andrómeda, una galaxia vecina análoga a la Vía Láctea y que supone el objeto más lejano accesible a la vista humana sin instrumentos ópticos.

 

La imagen congela un instante del pasado: el estado de la galaxia espiral hace varios millones de años. Su observación permite, además de conocer cómo es el aspecto global de una galaxia, detectar y estudiar fenómenos similares a los que ocurren en nuestra propia Galaxia, como el surgimiento y desaparición de las estrellas. “Hurgar en la galaxia de Andrómeda con este grado de detalle se parece, en cierto modo, a escudriñar la nuestra colocada en el portaobjetos de un microscopio colosal. El núcleo, el polvo interestelar, todo el abanico de tipos estelares representado en millares de estrellas, el nacimiento y la muerte de los astros, explosiones cataclísmicas…”, explica el astrónomo de Calar Alto, David Galadí.

La fotografía abarca un área del cielo equivalente a la mitad de la anchura del disco de la Luna llena y muestra las regiones centrales de Andrómeda, también conocida como M31 o NGC 224. En concreto, se ha captado el bulbo central en el que destaca el núcleo, denso y brillante, compuesto por aglomeraciones de estrellas antiguas y rojizas. Se aprecia también el arranque de la estructura espiral del disco, en la forma de senderos oscuros de material pulverulento.

Cuando se observa la imagen en detalle se percibe una estructura granulada que no corresponde, como podría parecer de entrada, a ruido o “grano” en la fotografía. Al contrario: la imagen es tan detallada y profunda que se perciben de manera individual las estrellas más brillantes que componen la galaxia de Andrómeda. Se pueden contar estrellas separadas desde los bordes de la imagen hasta casi la región central, donde la densidad estelar se torna tan elevada que la textura deja de ser granular y se convierte en un continuo de luz suave. Por detrás de un cierto número de estrellas brillantes situadas en primer plano, pertenecientes a nuestra Galaxia, “la diversidad de la espiral de Andrómeda se despliega ante la vista como si se tratara de una alfombra persa: filigranas de polvo enmarcan regiones de formación estelar puntuales de color rosado, y las estrellas gigantes aparecen con sus colores reales azulados, blancos o anaranjados”, matiza Galadí.

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