Los premios fueron entregados el sábado en el Teatro Auditorio por Antonio Serrano, exdirector de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro y Francisco Caparrós, actor. Luego además también se entregaron otros premios de menor cuantía. Así, el premio ‘Antonio Serrano’ al mejor director dotado con 300 euros fue para el grupo Estudio Teatro 21 por la dirección de Germán Corona. El premio a la mejor actriz dotado con 300 euros fue para la Asociación Cultural Taller de Teatro de Pinto por la interpretación femenina, siendo un premio compartido entre las dos actrices.
El premio Eduardo Fajardo al mejor actor dotado con 300 euros recayó en el Grupo Estudio Teatro 21 por la interpretación de José Carlos Pazo. El premio del público dotado con 300 euros fue para la Gluten Free Company por De motu proprio, siendo recogido el premio por Ana Gómez.
Iñaki Miramón con ‘Manos quietas’
Tras la entrega de premios tuvo lugar la representación de la obra Manos Quietas, con un reparto de actores conocidos como es el caso de Iñaki Miramón. Una comedia cargada de crítica social, donde da lugar a muchos enredos y situaciones que en muchos casos provocaba sorpresa en el público.
Todo comenzaba con la llegada de Manuel a una entrevista con la profesora de su hijo. Aurora, otra madre, insiste en ver a la profesora ya que quiere denunciar al colegio porque en la fiesta del día anterior un padre ha agredido a su hijo. Así, una reunión cotidiana se convierte en un enrevesado lío de intereses en el que cada personaje vela por los suyos.
Plagada de situaciones cómicas, uno de los aciertos de la obra, son los interminables juegos de palabras, que desde la ironía, tratan el tema de la utilización de un lenguaje no sexista recordando los dos géneros en cada frase y que acabarán dando la clave de todo este conflicto, de nuevo, una guerra de sexos.
Pero, sin duda alguna, el mayor acierto obra, complicada por la rapidez y la cantidad de diálogos que se interrumpen continuamente, es la elección del reparto, y sobre todo de su protagonista. Así, Iñaki Miramón (Manuel) un hombre que parece no enterarse de nada, algo simple, que no se impone y que acaba siendo un muñeco de trapo engullido por el resto, realiza un fantástico trabajo dejando ver la impotencia que siente el personaje, pero que al fin y cabo, se deja arrastrar hacia el abismo que le llevan el resto de protagonistas.
Una obra que sin duda, tiene un claro mensaje, y es que lo que parece simple teatro, se puede dar en la vida misma.