El caracol Iberus Gualtieranus, también conocido como caracol chapa, es uno de los ejemplares más valorados por los aficionados a la cocina. Quizá, esta demanda de los fogones ha sido la que lo ha colocado en la lista de especies en peligro de extinción. Para aliviar un poco su situación, la Consejería de Medio Ambiente ha introducido 300 ejemplares en varios puntos de la provincia, los últimos 20 han sido liberados esta misma mañana en la Sierra de Gádor.
Aunque no se trata de una introducción espectacular por el número, la suelta de estas especies criadas en cautividad «responde a criterios cualitativos», aclara el consejero del ramo, José Juan Díaz Trillo.
Así, de los once municipios almerienses en los que vive el caracol chapa, las zonas escogidas para su suelta respetan el origen de los individuos parentales a partir de los cuales se han obtenido los ejemplares. El número de individuos introducidos ha estado en función del tamaño de las poblaciones receptoras de estos animales.
En este sentido, además de una primera suelta producida hoy en el barranco del Cañarete, el titular de Medio Ambiente ha explicado que se han liberado ejemplares en el Barranco de San Telmo (también en el término municipal de Almería), en el extremo sureste de la zona de ocupación de la ‘chapa’) y en el entorno de las Minicas (Huércal de Almería, extremo noroccidental de la zona de distribución provincial de la especie).
Todos estos ejemplares proceden de diversos ensayos de cría que finalizaron el pasado septiembre y que se han centrado en la reproducción y el crecimiento de los juveniles para conseguir adultos. Esta iniciativa, basada en el control exhaustivo de la fase de cultivo, ha alcanzado en Andalucía importantes logros relacionados con la reducción del tiempo que necesita la especie para alcanzar la madurez (de 110-120 semanas en el medio natural a 15-20 semanas en laboratorio), un incremento del número de puestas (hasta tres al año, algo insólito en las poblaciones silvestres), una elevada productividad y un porcentaje de eclosión del 94%, o una tasa de mortalidad reducida al 10%, entre otros aspectos.
La estrategia de conservación empleada con esta especie se ha dividido en varias fases, incluyendo una fase de estudio de su problemática y de aspectos básicos de su biología. En la fase que ahora concluye se ha dado preferencia a actuaciones concretas que produzcan vías de mejora en el estado de conservación, entre ellas las sueltas. Finalmente, Díaz Trillo ha anunciado que a partir del año próximo se desarrollará una nueva fase dentro del Programa dedicada a la cría a media escala de la especie, uno de cuyos objetivos prioritarios es rebajar el nivel de amenaza de la especie.
El endemismo andaluz Iberus g. gualtieranus es una de las especies de caracol más importantes de la Península, y se localiza tradicionalmente en 3 lugares muy específicos de la geografía andaluza: Sierra de Gádor en Almería, Sierra Elvira en Granada y la sierra de Jaén. Su biología, dimensiones (uno de los más grandes de la Península) o sus aspectos evolutivos lo convierten en único dentro de la malacología europea.
A pesar de su escasez, dado el valor económico de la chapa debido en gran medida a que es muy apreciado gastronómicamente, se ha seguido capturando de forma no regulada, lo que ha mermado considerablemente las poblaciones y con ello se han limitado las posibilidades de explotación ordenada del recurso y de convertirlo en atractivo gastronómico en las comarcas donde habita. En definitiva, se ha llegado a la actual situación, muy comprometida para su conservación, lo que ha motivado que la Consejería de Medio Ambiente lo incorporase al Programa de Conservación y Uso Sostenible de los Caracoles Terrestres prácticamente desde su inicio.