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La mayoría de los hombres de Macael lucharon en el frente de la Guerra Civil

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Ramón Ramos es uno de los autores de este estudio.

Un trabajo realizado por los historiadores Ramón Ramos y Eusebio Rodríguez desvela que Macael se quedó prácticamente sin hombres durante la Guerra Civil. Macael, como otros muchos pueblos de la provincia, quedó marcado por la contienda y por la represión de la Posguerra. En total, unos 700 hombres partieron al frente, casi la mayoría de la población masculina de la época, y muchos de ellos no regresaron jamás. ‘República, Guerra Civil y represión franquista en Macael, 1931-1947’ analiza este suceso, así como otros muchos asociados al horror de la contienda.

Los autores presentan su obra mañana, a partir de las 19,30 horas, en el Teatro Municipal de Macael. En su libro, editado por Arráez, Ramón Ramos y Eusebio Rodríguez sacan a la luz lo acontecido en ese fatídico periodo de tiempo. Según el estudio de estos historiadores, Macael fue otro de los pueblos marcados por la Guerra, y muy especialmente por la represión franquista que se produjo al finalizar aquélla. No olvidemos que allí había un sector obrero importante dedicado a las labores del mármol y que con la Guerra quedó sin trabajo, partiendo la gran mayoría de ellos, casi 700 hombres al frente, por lo que el número de muertos en los distintos episodios del conflicto, fue muy elevado. Se trata de una investigación de enorme interés para toda la comarca del río Almanzora, pues algunos hechos estudiados tuvieron repercusión en toda esa comarca (campo de concentración de Tíjola, prisión de partido de Purchena, etc.).

El presente estudio tiene como finalidad el análisis de la represión franquista ejercida en Macael (Almería), sobre la izquierda de este pueblo al finalizar la Guerra Civil. Dicho conflicto se inicia con atisbos revolucionarios exigidos por una masa de trabajadores, en un principio incontrolada, que mentalizados por las ideologías de izquierdas imperantes, aparecen con la intención de resarcirse de siglos de opresión.

El fuerte acoso a que fue sometida la derecha por parte del Comité local del Frente Popular, durante la guerra, como confiscarles bienes, pedirles dinero y presionarlos psicológicamente, no se materializó en acciones cruentas, debido a la madurez de sus líderes, que habían adquirido conciencia y moral de clase.

Al finalizar la guerra, el miedo que la derecha local almacenó durante todo el periodo del conflicto, se trasforma en odio; dándole salida a toda la rabia almacenada con la derrota de la II República. La obligación impuesta por el régimen franquista de que tenían que denunciarse todos los hechos contra la insurrección y las posibilidades de medrar en el nuevo Régimen, canalizan estos sentimientos en sed de venganza.

La postguerra se convirtió en una larga penitencia de cárcel, fusilamientos, hambre y emigración, y una sumisión humillante de la clase obrera e intelectual progresista.

También brilló la calidad humana, en sus principales protagonistas “,…La República no me ha dado la condición de verdugo…” (Juan Rubio). Todas estas peculiaridades hacen de este libro, una historia diferente a la del resto de los pueblos mineros hasta ahora estudiados que estuvieron envueltos en la Guerra Civil.

 

 

 

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