Una vuelta de tuerca a los cuentos de miedo tradicionales con una interpretación en otros lenguajes de las impresiones que producen las historias de terror que se han transmitido de generación en generación. Ésa es la propuesta que desde ayer se puede ver en la Biblioteca de Purchena, del 4 al 25 de octubre, con la muestra ‘¡Buu! ¡Ahh!’ sobre el terror en los cuentos infantiles tradicionales andaluces.
Esta muestra recoge los trabajos de veintisiete ilustradores andaluces, que plasman los personajes, escenas y sensaciones que más les han impactado en el momento de la lectura, proponiendo un recorrido dinámico y provocador que ofrece un gran abanico de puntos de vista y más de 20 relatos. El título de la exposición apela a las emociones traducidas a lenguaje de cómic; por eso, se resume en dos onomatopeyas, que simbolizan el estímulo y la reacción implícitas en una situación de miedo.
Los ilustradores que participan son: Abel Ippólito, Alicia Gómez, Ana Moreno, ángel Mata, Antonio Carrillo, antonio Santana, Conchi Ballesteros, Cristina Peláez, Diego Jiménez, Enrique Díaz, Estrella Fages, Estrella Rodríguez, Gabriel de la Riva, Inés Vilpi, Irene Ortiz, Lupo Cisnea, Manolo Garcés, María Espejo, Mariela de la Puebla, Miguel Cerro, Miguel Parra, Natalia Resnik, Nono Granero, Pablo Gallardo, Pili Campos, Rafa Nuño y Tesa González.
La exposición está compuesta de treinta paneles de diferentes medidas, que proporcionarán al visitante, diferentes lecturas y dispone de un cuaderno de apoyo con catálogo incluido. ‘Érase una vez…’ es el comienzo de la exposición, que se compone de tres paneles explicativos, en los que de manera muy concisa y gráfica se presentarán las características de este tipo de relato.
Otros dos presentarán un relato en diferentes lenguajes: pictograma y cómic. En estos casos se ha realizado sobre un relato completo adaptado según los requerimientos técnicos de la propuesta gráfica. Los paneles restantes, presentan las reproducciones en alta definición de ilustraciones en tamaño A3 de los ilustradores. Los artistas han elegido aquel personaje, párrafo, escena o relato en sí, con el que se sienten identificados para plasmar sus interpretaciones del mismo en una obra original; la técnica utilizada en cada caso ha sido seleccionada libremente por el ilustrador.